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miércoles, 28 de enero de 2015

¿Que ocurre cuando un hijo empieza a andar?




Pues eso que se acabo la poca tranquilidad que quedaba en casa.
Que la vida cambia cuando llega un hijo es evidente, a partir de ese momento se acabaron los tacones, las dos horas frente al espejo arreglándote, la hora y media eligiendo vestido, los pendientes largos y los tacones de infarto, las siestas de dos horas cuando a uno le da la gana, en casa se duerme cuando le apetece a la peque y si no apetece dormir pues no se duerme.


Ayer mismo mi madre después de casi una hora con ella en brazos y dándola meneos para que se durmiera la dejo en el suelo después de decir, la niña dice que se duerma su abuela pero que ella no quiere dormir, y yo le dije a mi madre que ya decía yo que no la veía de dormirse, yo no obligo ni a dormir ni a no dormir que duerma cuando quiera y despierte cuando le apetezca.
Pues aparte de eso y de que da trabajo un hijo, pues en primer lugar con el gateo las cosas ya cambian empieza a moverse por toda la casa a toquetear las cosas y bueno hay que tener cuidado, pero cuando empiezan a andar la cosa cambia muy mucho.



El 15 de agosto a las 3 de la mañana y después de varias horas de viaje a Málaga al llegar allí así como por arte de magia, la peque empezó a caminar, los primeros días estábamos entre pato mareadillo y adolescente a las 6 de la mañana después de un montón de copas y caminando sola para casa, aun y con eso ella lo intentaba y aunque tropezara lo volvía a intentar. Ahora unos meses después hemos ganado bastante estabilidad y ya no solo caminamos si no que casi queremos correr aunque aun un número muy alto de veces acabemos con las manos en el suelo y por suerte aun corro yo más rápido que ella, pero si tengo que correr a toda mecha de un lado para otro.
Porque ahora ya no puedes dejarla un poquito en la hamaca y marcharte 3 minutos y medio al servicio, ni tan siquiera puedes dejarla en brazos de su padre, siempre que ella no quiera, porque se revolverá y se zafara hasta que se suelte y pueda salir corriendo detrás mío, y ahí estamos con la peque persiguiéndonos a todos los lados, que decides ir a la cocina todos a la cocina, al baños todos al baño, que vas a por una botella de agua y vuelves al sofá, pues cuando vuelves se ha apoderado de tu sitio y ya no tienes sitio, y en esas andamos.




Luego el caminar también nos da otra perspectiva de las cosas ven un montón de cosas a mayor y observan cosas que colocabas encima de la mesa para que quedaran lejos de su alcance, así que tienes que tener en cuenta la altura de tu hijo y a donde llega poniéndose de puntillas y eliminar todo lo que pueda ser peligroso de su alcance, habrá quien diga que eso es mucho sacrificio e incluso he escuchado madres decir que ellas no quitaron nada cuando sus hijos eran pequeños y que quieres que te diga o tenían unos niños muy buenos o no les dejaban hacer de nada, así que yo he decidido por quitar todo aquello que pueda ser potencialmente peligroso y así ella disfruta mucho más y yo vivo mucho más tranquila.



La silla ha pasado a mejor vida, si de por si yo la he usado poco pues mi manera favorita de movernos a sido el porteo como he comentado varias veces, incluso hice una entrada de porteo que os recuerdo aquí momentosfelicesyunicos pero ahora imposible queremos ir andando a todos los lados, meterla en la silla es casi misión imposible pues arqueamos las espalda y nos ponemos rígidas mientras pataleamos, con lo cual al final decides abandonar la idea, pero ahí no acaba la cosa porque si a ella la interesa  te dice mano, para agarrarte pero si no la interesa se zafa hasta que consigue salir corriendo y tu tras ella, motivo por el que los tacones quedan mejor en casa un montón de veces.



Pero con todo y con eso que felices somos con esta poca tranquilidad que nos deja, no puedo evitar sonreír cuando estoy en la ducha abre la cortina y dice hola, o mientras desayuno aparece tímidamente tras la puerta con una sonrisa como diciendo aquí estoy yo, sale corriendo a la puerta cuando te siente llegar, o te persigue por toda la casa intentando robarte el trapo con el que limpias el polvo y la mopa que usas, y no sirven otros tienen que ser los tuyos y cuando lo consigue corre en dirección contraria. Pero sin lugar a duda esos pequeños momentos son los mejores del día. Momentos felices y únicos para no olvidar.

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